jueves, 1 de febrero de 2024

SOMOS FELICIDAD

 ¡SOMOS FELICIDAD!

MARIPOSAS EN UN ESTANQUE COLORIDO OLEO IMPASTO
La felicidad no tenemos que buscarla, ella está siempre esperando por nosotros todos
los días cuando nos levantamos.

Yo la encuentro a veces durmiendo a mi lado, otras veces corriendo por la casa o llenando de horribles garabatos la inmaculada blancura de los muros de la incomprensión.

La felicidad viaja aferrada a mi cintura cuando voy en la gastada motocicleta a traer las tortillas y no le molesta caminar las veredas existenciales donde a veces nos perdemos preguntando por la casa de niña Catalina, la viejecita rebelde que vivía sola en la montaña y cocinaba cada día por gran casualidad de la vida y con exquisitez celestial lo mismo que nuestra madre había puesto en la mesa.

A ella no le incomoda ir a los muelles de la infancia y preguntar por Chimino, ¡el que era marino! escuchar a Arnulfo desgranando luciérnagas con su dulzaina en los cafetales o herirse los pies con las espinas de carbón negro en los potreros buscando catalnicas, pijuyos y hasta pericos.

A veces vamos a comer panes donde Porqui, frente a la catedral de Santa Ana, y si las cosas van mejor hasta visitamos al ingeniero de la U.

La veo de reojo estudiando contabilidad en un pupitre gastado; la veo acompañando a un viejo que camina despacio por un parque desconocido y me doy cuenta lleno de regocijo que siempre estará allí; en la luz, en la oscuridad, en la música, en el silencio, en el viento, en la noche…

 ¡EN TODAS PARTES!

¡Desventurados aquellos que cegados por el brillo del oro la ignoran!

Rechazando la máxima divina: ¡QUIEN NO ES FELIZ CON POCO, MENOS LO SERÁ EN LA ABUNDANCIA!

La felicidad no depende de la riqueza, la verdadera riqueza se contabiliza más bien en la cantidad de felicidad que tienes.

Bien habló en su personaje ficticio el filósofo salvadoreño Carlos Álvarez Pineda:

“Pobres no somos, pisto es lo que no tenemos”

—Miguelan.

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