SOMBRAS
En el epílogo de nuestras
vidas atisbamos por la ventana de los recuerdos, viviendo nuevamente los días
que se deshojaron apacibles y serenos.
Es como si abriéramos un
gruesísimo álbum donde las primeras imágenes son apenas un borrón difuminado de
vivencias que podrían no ser ciertas.
¿Qué podemos ver?
Padres, hermanos, amigos;
conversaciones, risas y lágrimas; lugares, situaciones y propósitos.
¿A dónde fueron? ¿Sucedió
o solo lo soñamos?
Muchos se han ido, muchos
han llegado, nosotros aun resistimos; como las últimas sombras que se aferran a
una noche que casi termina.
Somos el ultimo fruto de
una cosecha buena, que germinó para ser semilla de generaciones iluminadas que
han de transitar senderos que ni siquiera imaginamos.
Somos las postrimeras
gotas de incontables inviernos flotando en el aire, negándose a caer en el
olvido;
Somos reminiscencia de
batallas perdidas y batallas ganadas;
Somos el viento que se
despide, ya sin la furia de antaño,
Somos el silbo apacible de
la experiencia, que cual vino se añeja en la oscura cava del silencio, donde ya
no hay nadie que pueda oír los versos de antaño.
Somos extranjeros en un
tiempo que ya no es nuestro,
Y vemos en las nuevas
generaciones los brotes que alguna vez fuimos, cuando llenos del vigor de la
juventud éramos el oro de un amanecer refulgente.
¡Nosotros éramos
inmortales! ¿Qué paso?
Al abrir el libro de
nuestras memorias, nos damos cuenta que siempre fuimos sombras jugando a ser
eternos en un camino breve, donde cada vez más livianos comprendemos que la
vida es solo un puente muy corto que debemos cruzar al igual que todos aquellos
que nos precedieron; para unirnos a las reliquias de los pilares que sostendrán
las nuevas eras.
Sonreímos con tristeza, y
absolvemos la pasión de nuestra mocedad; de la misma forma que el padre al hijo
que tropieza en sus primeros pasos; al adolescente que cree que la vida se
termina por un amor fallido, inconformes siempre sin saber que lo tienen todo.
En la comprensión de la
eternidad se expande más allá de la figura de los días que se terminan,
Al final del camino, no
recordamos días malos ni lagrimas amargas, todo valió la pena, todo fue bueno
¡todo fue perfecto!
—Miguelan 2020
En memoria de los seres
amados que han partido este año sombrío… y de los que aún faltan.
¡Dios, en tus manos
encomiendo mi vida y la de todos ellos!
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