sábado, 16 de marzo de 2024

LEYENDAS URBANAS Y LA MUJER MONA

 LEYENDAS URBANAS Y LA MUJER MONA.

Las leyendas urbanas nacen del folclore popular y circulan como el viento, de boca en boca, atemorizando a los más incautos y crédulos. Algunas son tan inverosímiles que causan risa, pero otras podrían haberse originado en hechos reales.

Mi padre solía decir: "Si tienes un palo de mango y no quieres que te los roben en la noche, lo más sencillo es inventar que en ese lugar sale el diablo".

El término "leyendas urbanas" se le atribuye a Richard Dorson, quien las definió como historias modernas "que nunca han sucedido, pero se cuentan como si fueran ciertas". En algunos lugares, las llaman "bolas o cuentos de camino".

Sea como sea, verdaderas o falsas, tienen un origen y una razón de existir, como la historia del Diablo y el palo de mango.

El motivo por el que me animé a escribir sobre leyendas urbanas o cuentos de camino es el siguiente relato:

Recientemente, circula en el lugar donde vivo la historia de una mujer, mitad humana mitad mona, víctima de un accidente de brujería. Según dicen, ella practicaba las ciencias ocultas y se transformaba en mona para robar en las casas. Cuando lo hacía, dejaba su "espíritu" en un vaso (¿le suena?) pero por error, su esposo tiró el contenido del vaso y quedó transformada en esa horrible bestia mitad mujer mitad mona, enloquecida y condenada a devorar niños para poder subsistir y recuperar su forma humana de nuevo.

No dudo que el origen pueda tener alguna base real, ya que en el lugar donde vivo, por ser una zona rural próxima a las impenetrables montañas, se han dado algunos casos excepcionales de niños que han sido atacados por gatos monteses, algún ocelote o tigrillo, como se les conoce en otros lugares. Y las abuelas, viendo lo descuidadas que son las "madres de ahora", inventaron la historia de la Mujer Mona para que estas sean más cuidadosas con sus críos.

¿Resultado? ¡Excepcional! Las madres no les despegan un ojo a sus niños ni los dejan andar de vagos, y los niños no se quieren alejar de sus madres.

Las abuelas sonríen.

Cuando el niño se porta mal, le dicen:

¡Mirá, te va a comer la mona!

Y el niño, arrepentido y temeroso, se somete a la voluntad de su madre.

Viendo los buenos resultados que obtuvieron con la historia, ahora dicen que también afecta a los hombres que andan de noche y les da "unas grandes calenturas".

 

¿Usted qué cree, amigo que lee? ¿Inventamos una historia?

 

—Miguelan.


LEYENDAS URBANAS Y LA MUJER MONA

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