NAVEGANTES DEL TIEMPO Y EL ESPACIO.
Si el uso de la razón y la
memoria es un atributo del espíritu, ¿por qué nada recordamos de las horas en
que adormecidos vivimos la realidad de los sueños?
¿Qué pasa cuando dormimos?
¿Duerme el cuerpo o duerme
la mente?
¿Y cuándo nos desmayamos o
nos sedan para una operación?
¿Acaso se puede anestesiar
el alma con algo tan banal como un anestésico?
Durante mucho tiempo,
estas interrogantes estuvieron en mi mente, sin encontrar una respuesta
satisfactoria. Hasta que hace un par de semanas, oí decir a un predicador
gañote, (a riesgo de ser lapidado) que el cuerpo y el alma se necesitan con
desesperación y que nada puede hacer uno sin la asistencia del otro.
Aquel día comprendí que el
espíritu navega el tiempo y el espacio en un vehículo llamado cuerpo. Lo
necesita, tanto como tú precisarías de un submarino si quisieras explorar el
fondo de mar.
Sí, es cierto que el
vehículo se movería por donde tú lo condujeras. No obstante, serias en cierto
modo un prisionero dentro de él, ya que te moverías a su velocidad, te
sumergirías hasta donde su capacidad lo permitiera, y verías lo que sus
ventanas y sensores te permitieran. Estarías atado a él y compartirías su
destino.
Es posible que tuvieras
que hacer alguna pausa en algún momento y detener su movimiento, o a veces
ponerlo en modo automático para que siguiera su curso mientras tú te tomas un
descanso.
De igual forma concluyo
que el espíritu no duerme, sigue despierto en la dimensión de los sueños
mientras espera que el cuerpo reponga fuerzas y es por eso, que puedes
despertar, cuando alguien te llama por tu nombre o suena la alarma por la
mañana.
Cuando estas sedado, o
desmayado funcionaria de forma similar, excepto que en ese caso aunque quieras
no podrás iniciarlo hasta que esté en condiciones de funcionar.
¿Y por qué no puedes
recordar nada de lo que sucedió a tu alrededor mientras dormías?
En este plano, necesitamos
los receptores del cuerpo, es decir los sentidos: gusto, tacto, olfato, oído y
vista, para poder crear una base de datos que puedas manejar, pero al
pertenecer estos receptores al hombre exterior y encontrarse este en
desconexión total o parcial, no podrás saber que sucedió mientras dormías, o
estabas sedado; pero sí podrás recordar aquello que pudiste percibir con los
receptores internos, hasta este momento, poco estudiados, por ejemplo los
sueños.
Salomón, escribió: Yo
dormía pero mi corazón velaba, y pude escuchar las palabras de mi amado que
llamaba…”
—Miguelan. 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario